El Real Madrid sufrió la prohibición de la FIFA de incorporar refuerzos por dos temporadas por infringir el reglamento de contratación de jugadores menores de edad. Sin embargo, el club recurrió al TAS y su pena se redujo al próximo mercado de pases.
Ahí fue clave un pequeño japonés. Los abogados del Madrid lograron demostrar que la llegada de Takuhiro Nakai, conocido en el club como Pipi, no lo separó de su padre, sino que la progenitora ya divorciada había decidido abandonar Japón e instalarse en Madrid, donde luego el chico fichó para el equipo blanco, de acuerdo con Clarín.
El TAS consideró que la FIFA no era nadie para castigar a un equipo por fichar a un menor de padres divorciados, además reconoció que el club merengue tiene una buena infraestructuras en las inferiores “y no es una academia de futbol con tintes lucrativos o empresariales, como así llegó a insinuar la FIFA”.