Por: Carlos Hernández
“Siempre pensé que lo más cercano que estaría de la realeza sería jugar con Michael Jordan, pero esto lo supera”. Así definió Earving Magic Johnson el momento en que Luis Enrique Majencio Beltrán Grimaldi, Principe Raniero, Marqués de Baux, Duque de Valentois, se sentó entre él y Michael Jordan. Fue una cena organizada por la casa real para satisfacer el interé del Príncipe Soberano de Mónaco por conocer al 'Dream Team'.
Mónaco fue la última escala del Dream Team previo al inicio de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992. A tres días de la inauguración, se jugó el último partido programado previo al debut. Chuck Daly, coach del cuadro estadounidense, quiso simular las condiciones de un juego normal, así que fueron cinco contra cinco con el reglamento en mano. De un lado los hombres de Magic: Barkley, Robinson, Mullin y Leattner; del otro, los hombres de Jordan: Malone, Ewing, Pippen y Bird. Quienes estuvieron allí cuentan que ha sido el mejor partido de basketball que el mundo ha visto.
El encuentro fue mejor que el de cualquier All-Star Game porque se eliminó la barrera que ejercen las conferencias. Lo que se vio en la duela fueron duelos directos para ver quién era mejor en cada posición. Robinson contra Ewing, Pippen contra Mullin, Barkley contra Malone, pero sobre todo Magic contra Jordan. Pese a que Clyde Drexler había sido comparado con Jordan en las finales de 1992, el retador por el título al mejor del mundo no podía ser otro que Magic Johnson.
La final del año anterior había sido el preámbulo de lo sucedido en Mónaco. Aquella ocasión, los Chicago Bulls dieron por terminadas las “Reglas de Jordan”, esa estrategia diseñada por el mismo Chuck Daly para limitar la efectividad del rendimiento ofensivo de la estrella de Chicago y le dio a la ciudad de Illinois su primer campeonato en la historia.
En el principio del juego, el equipo de Johnson toma una ventaja de 11-2. Jordan se pone al equipo al hombro y anota un triple. Un instante después, Johnson toma el balón y hace lo que todos sabían que haría, paga del otro lado a Michael con la misma moneda. El marcador: Magic Johnson 16 – Michael Jordan 7.
Cuando el equipo blanco comienza a recuperarse, Magic envía un pase a Robinson, quien consigue la falta por parte de Ewing. En ese momento comienza la batalla verbal. El marcador estaba 18 – 13; el equipo de Magic tiene dos tiros libres y el capitán decide personalizar su ventaja gritando que los Jordan-aires están abajo para después seguir con las burlas al grito de “me encanta, me encanta”.
El equipo de Jordan se recupera y está abajo por sólo tres puntos. Magic, determinado en ganar el duelo personal para dejar a un lado las dudas sobre su grandeza, hace una jugada personal y falla. Jordan conduce el rompimiento y asiste a Pippen, quien hace una volcada. El equipo blanco se pone arriba en el marcador.
Corre el tiempo y el equipo blanco mantiene la ventaja. El equipo azul se pone a dos puntos. Magic pretende retomar el momento y de su boca salen quejas por los señalamientos del árbitro. Jordan replica que Johnson vive del pasado y que son los noventa. Segundos antes de terminar, Michael toma el control de las acciones y logra encestar dos tiros libres.
Michael Jordan gana el mejor partido de la historia. Mientras disfruta su victoria, corea una canción creada para él y diseñada para acompañar los multimillonarios comerciales para los que lo han contratado. Son los noventa; Michael es una celebridad global, es el nuevo depositario de la fantasía colectiva. Ese mismo día, en el hotel, Larry Bird y Magic Johnson platican. Michael Jordan se acerca con un puro en la boca y les agradece todo lo que han hecho por la NBA para terminar diciendo: “Gracias, pero hay un nuevo sheriff en el pueblo”. Los dos asienten.