Por: Ángel Armando Castellanos
Era el verano del 2004 en la Ciudad de México. La afición americanista estaba decepcionada. El equipo dirigido por Leo Beenhakker había quedado fuera en cuartos de final del Clausura. El holandés, todos los extranjeros y Cuauhtémoc Blanco salieron del club. Para relevar al entrenador sonaba Daniel Passarella, auxiliado por Alejandro Sabella.
Passarella y Sabella habían llevado al Monterrey al título del Clausura 2003. Un Monterrey que trae buenos recuerdos. El brasileño Alex Fernandes y el argentino -a la postre nacionalizado mexicano- Guillermo Franco habían convertido al Morelia en el primer “bisubcampeón” de los torneos cortos. Los dos estaban listos para asumir el reto azulcrema, pero algo pasó.
En aquel entonces, entrenador y auxiliar reconocieron el interés de Las Águilas. Ninguno se explicó por qué el teléfono dejó de sonar. Después se anunció la llegada de Oscar Ruggeri al timón amarillo. El argentino fracasó y salió del club más temprano que tarde. Tiempo después, Guillermo Barros Schelotto aseguró que él también pudo ser americanista. Llegaría de la mano de Passarella.
Alejandro fue parte del futbol mexicano varios años atrás. A finales de los 80's jugó para el Irapuato. Su aventura duró un año. Hoy podría ser el nuevo entrenador del América. En Argentina ha logrado cosas importantes -ligas y Copa Libertadores. También dirigió a su selección en el Mundial Brasil 2014 y llegó a la final. Sólo el tiempo dirá si se concreta una nueva aventura por tierras aztecas.
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