En un rincón olvidado de un estacionamiento de Walmart, bajo la fría luz de un foco, se fraguaba uno de los sueños olímpicos más inspiradores de México. Sofía Reinoso, la joven promesa del canotaje slalom, intercambiaba la comodidad de una cama por la dureza de un asiento reclinado, todo con un objetivo claro: representar a nuestro país en los Juegos Olímpicos de París 2024.
Su historia es un relato conmovedor de perseverancia y sacrificio. Con un presupuesto limitado, Sofía se enfrentaba a una disyuntiva constante: ¿pagar por entrenar en las mejores pistas o costear un hospedaje decente? Sin dudarlo, elegía la primera opción. Así, su auto se convertía en su hogar itinerante, recorriendo kilómetros y kilómetros en busca de las mejores aguas bravas.
“A veces me da miedo, ansia, más que lo que es, obviamente quedarte en un coche un mes es cansado, la cocinada, aburrido“, confiesa Sofía Reinoso en entreveista para ESPN. Sin embargo, la adversidad nunca ha logrado apagar la llama de su pasión. Con una colchoneta, un sleeping bag y una cafetera, creaba su propio refugio en los estacionamientos de supermercados.
Sofía Reinoso proviene de una familia de kayakistas
Su amor por el agua nació en el vientre de su madre, quien junto a su padre, pioneros del kayak en México, la introdujo a este deporte desde temprana edad. La familia Reinoso es sinónimo de canotaje, y los tres hermanos han representado a México en diversas competencias.
“Mi inspiración son mis papás, porque es una lucha de hacer un camino que no existía“, asegura Sofía.
París 2024: Un sueño hecho realidad
A pesar de las dificultades, Sofía Reinoso logró su objetivo y compitió en sus segundos Juegos Olímpicos. Aunque los resultados no fueron los esperados, su participación fue un triunfo en sí mismo. Su historia nos recuerda que con determinación y pasión, cualquier sueño es posible.