Por: Pablo Salas
La vida le ha dado a Chivas la oportunidad de la salvación del descenso. Muy pronto en el torneo han recibido una bofetada sus integrantes, dejándoles inhalar aires sulfurosos emanados del “mismísimo infierno” con la finalidad de despertarlos a tiempo. Seguramente el destino quiere evitarnos la pena de ver descender al equipo más popular del país.
En los últimos años, el fútbol mexicano se ha dedicado a comentar sobre los graves errores de Jorge Vergara, tachando sus arranques como soberbios, llenos de malas elecciones, cambiando de proyectos cada semestre que parecieran no tener cimientos o certidumbre. Asimismo, se ha criticado enormemente el trabajo de los directores técnicos que han pasado por el banquillo rojiblanco en las últimas fechas; se les ha crucificado e incluso cuestionado su capacidad táctica y manejo de grupo. ¿Y a los jugadores quién les exige?
En Guadalajara, procesos van y vienen; entrenadores llegan, pero no logran triunfar. Definitivamente algo no se ha hecho bien; el descenso es la mezcla de la mediocridad y el conformismo acumulado por seis torneos cortos. Todos en Chivas deben cargar esa pesada cruz. Pero, ¿hasta cuándo los mimados jugadores vivirán la realidad? Han esperado hasta las últimas 16 jornadas para darse cuenta de lo cercano que se mira el Ascenso MX, un torneo muy complicado, difícil de jugar y aún más complejo de ganar.
La quema del descenso se juega diferente, se trabaja día a día, partido por partido, minuto a minuto. Si los jugadores del rebaño sagrado no logran entenderlo de manera inmediata, la reacción podría ser tardía. Se trata de jugar a muerte cada semana; son 17 finales las que deben encarnar para salvarse y ya dejaron escapar la primera.
La historia de Chivas es muy grande. No merece la displicencia ni la falta de compromiso que sus jugadores muestran partido a partido; el encuentro ante Jaguares de Chiapas fue una falta de respeto a la institución que representan, decepcionando con su falta de ambición por el triunfo. Por supuesto que en este deporte hay posibilidades de sufrir una derrota, sólo es cuestión de venderla muy cara al oponente, dejando el alma en la cancha, muriendo por tus colores, por tu afición…
Aún hay tiempo. Se vienen tiempos difíciles en Verde Valle; la presión ha empezado a hacer mella en el vestidor, pero el pantano del descenso todavía les permite respirar. El plantel tiene calidad, quizás más que los otros equipos involucrados. Es momento de inyectarle corazón, pasión, hambre de triunfo que mantenga a la escuadra concentrada los 90 minutos, evitando creer que la camiseta jugará por si sola.
Por el bien del fútbol mexicano, confiamos en que las estrellas futbolísticas del Club Deportivo Guadalajara ya se hayan dado cuenta de que están jugando con fuego y comprendan cómo se vive desde el fondo de la tabla porcentual, sacando la casta y amor por su profesión, sabiendo que a lado de ellos hay 3 equipos dispuestos a hundirlos más cada fin de semana. Seguro que con jugadores dispuestos a brindarse a tope lo que resta del campeonato, la historia de Chivas comenzará a recobrar su galardonado camino.
¡Que así sea!