Por: Raúl Garrido
Pacifista, comunista, consecuente. Artista, político, ser humano. Pintura, dibujo, escultura. Español, francés, universal. Enamorado de la segunda república decidió vivir en el exilio antes que estar bajo un gobierno fascista en su patria madre. Su obra le dio la vuelta al mundo, revolucionó la pintura con el cubismo, movimiento artístico del cual es el máximo representante.
Durante su vida trabajó en más de dos mil obras que maravillaron el orbe, pinturas y esculturas de diversas temáticas, por supuesto que el deporte también estuvo presente dentro de dichos trabajos. Entre ellas se encuentra el famoso “Footballeur” realizado en los años 60 cuando el artista radicaba en Francia, poco más de 20 años tenía en el país de Voltaire.
La fabulosa pieza mide 28 centímetros, es la figura de un jugador de futbol en plena acción, fiel al inigualable estilo del máximo exponente del cubismo. Hace unos años estuvo a préstamo para su exposición en el Museo del Futbol de Manchester. La pieza vivió doce meses en Inglaterra y a su llegada Kevin Moore, director del museo, se mostró muy emocionado por acoger la cerámica, de la cual dijo sería “una pieza imprescindible para los visitantes”.
Nacido en Málaga se enamoró muy pronto de Barcelona, pero su amor maduro fue Paris. El periodo azul de Picasso, tras la muerte o mejor dicho el suicidio de su amigo Carlos Casagemas, pasa entre Barcelona y París, sitios donde se inspira para realizar diversas obras de juventud. El doloroso suicido de Carlos lo marca, pero también lo sensibiliza e inspira para eternizar el hecho en “El entierro de Casagemas”, sin duda inspirado en El Greco.
Por aquellos años a principios del siglo pasado, había nacido un equipo de futbol en la Ciudad Condal que poco a poco ganaba seguidores. Era el Fútbol Club Barcelona, fundado por Joan Gamper, un suizo hincha del Basel de su país que exportó los colores azulgrana a la capital catalana. Se dice que Pablo Picasso era hincha de este equipo, quizá no tan apasionado pero sí al pendiente del mismo.
Vivió exiliado en Francia tras el triunfo en la Guerra Civil del General Franco en España. Su salida del país fue por voluntad propia, jamás regresó a su patria pese a las reiteradas invitaciones del gobierno fascista encabezado por el Generalísimo para llevarlo de vuelta. Pablo Picasso fue consecuente en su vida, militó en el partido comunista de España y también lo hizo en el de Francia hasta su muerte en 1973.
Tiene el reconocimiento de su patria grande, su patria chica y del mundo en general, gracias a sus grandes contribuciones a la humanidad como las “Guirnaldas de la Paz” o el “Guernica”, entre muchísimas otras. El artista malagueño también fue homenajeado en su país con la creación de un equipo de futbol que lleva su nombre: el AD Pablo Picasso, club encargado de la formación de jóvenes en Andalucía. El equipo de diversas categorías juveniles cuenta también con su similar femenino que compite en la Segunda Andaluza.
Picasso no sólo se convirtió en la fuente de inspiración de cientos de pintores en diversas épocas, también inspiró a muchas otras personas fuera de la pintura y la escultura, como el caso del deporte con el club que lleva su nombre.