Cristiano al fin rompió su sequía goleadora. Cumplió su palabra: después de la Fecha FIFA todo volvió a la normalidad. Nada de esto hubiera sido posible de no contar con un amuleto místico, un talismán histórico que le pasaría la buena vibra con la Vecchia Signora.
¿De quién se trata? Del maestro, del gran Andrea Pirlo. El arquitecto estuvo presente en la tarde mágica de Cristiano. Se llevó los reflectores de los aficionados en el Allianz Stadium.Quiso ser uno más en la grada y ver que su querida señora está en buenas manos.
Todo estaba calculado. CR7 no podía seguir en las mismas. Pirlo le tiró un favor enorme, le pasó todo para que 90 minutos de juego fueran redondos. ¿Qué hubiera pasado si no hubiese estado? No hubo mejor forma de responder los halagos que con goles y festejos.