Cuatro años es mucho tiempo para un futbolero, pero es el tiempo adecuado para pensar cómo apoyar a nuestra querida selección durante una Copa del Mundo. El amor por el Tri es único y con tal de verlo en el mejor torneo del mundo podríamos hacer cualquier cosa extrema.
Escaparte de tu oficina en horas de trabajo
No hay nada peor que un godín que ese momento cuando los partidos son en horas de trabajo. En tiempos mundialistas vivirán eso que dicen de que la vida es un riesgo para huir de sus lugares de trabajo. Corren el riesgo de perder su bono de productividad, pero saben que bien valdrá la pena.
Llegar a puro aventón
Algo que podríamos hacer y además despertaría nuestro espíritu aventurero sería llegar hasta la sede del Mundial a base de pedir aventones a buenas almas que se apiaden de nosotros. Hasta en barco podríamos rifarnos para apoyar a los nuestros.
Un body paint
Si no hay para comprarse el uniforme no estaría mal que te fueras al estadio al natural con los colores literalmente en tu piel. Todas las miradas estarán sobre ti y a lo mejor alguien quiera pasarse de lanza, pero con tal de animar a nuestro equipo sabremos como driblar esa circunstancia.
Unirse al Storytelling Club
El espacio que nos da Juanfutbol para rifarnos unos buenos textos es también un lugar donde podemos demostrar nuestro apoyo hacia el Tri. No todo es miel sobre hojuelas porque varios han desertado la misión o tienen que ir al psicólogo por los tablazos que recibimos de parte de nuestros senseis. Se marca un antes y un después en la vida de los que pertenecemos a ese grupo.
Parranda mundialista
La idea que más te podría gustar es esa donde la fiesta empieza el día de la inauguración y se termina hasta que a los mexas los eliminen de la copa. Ahí si pondrá a prueba la condición de tu hígado y que tan fiel le eres a los colores de la Selección Mexicana.
Riesgo de reprobar materias
Como buenos estudiantes a veces nos gana el relajo y nos ponemos en riesgo de reprobar alguna materia por alguna falta. Yo sé que tú que lees esto ya tienes contemplado hacerlo cuando jueguen los nuestros, después no se vale llorarle al maestro al final del semestre.