El mercado de piernas sirvió muchas veces como la mejor oportunidad de algunos jugadores para irse a equipos en los que soñaban triunfar o jugar desde chamacos, pero para otros sólo representó una página triste de su historia futbolera. Recordemos algunos casos de jugadores que cambiaron de equipo sin su consentimiento.
Alberto García-Aspe
En 1991 salió de Pumas con dirección al Necaxa por el acuerdo que existía de tratar de echarle la mano a los últimos lugares en caso de que muchos clubes pujaran por el jugador. Los Rayos se quedaron con el zurdo, sin importarles que ya había un acuerdo para que Beto defendiera los colores del Azul. Desde entonces no se les daban los fichajes a los cementeros.
Jose Antonio Noriega
Vestía los colores del Monterrey, pero por negarse a jugar con el Tibu se quedó congelado seis meses. Tenía un acuerdo para jugar con el Atlante, sin embargo la directiva de los Rayados quería obligarlo a jugar con los jarochos. Al final sólo pudo hacer pretemporada con Veracruz y ver el futbol mexicano desde la comodidad de su casa.
Cuauhtémoc blanco
México se preparaba para encarar la Copa América de Bolivia en 1997, cuando a la directiva de las Águilas se les ocurrió mandar al Cuau hacía Necaxa. No le preguntaron ni le avisaron sobe la transferencia, la prensa andina le llevó la noticia hasta su habitación.
David Toledo
Después de salir campeón con Pumas, se enteró que cambiaba de equipo mientras estaba de vacaciones. No dejó de ser felino porque ahora jugaría para los Tigres, equipo con el que de nueva cuenta salió campeón.
Ismael Sosa
Era referente de Pumas, parecía intocable pero para su mala suerte lo vendieron a Tigres. No quería dejar al equipo universitario y hasta hizo todo con tal de que el acuerdo se rompiera, pero las directivas no quisieron ceder y terminó siendo un cambio de lujo para los Tigueres.
Raúl López
Se encontraba con la mente puesta en pelear un puesto titular con las Chivas, pero Twitter le quitó las ilusiones y le informó que a partir de ese momento tendría que vestirse de tuzo. Su representante trató de echar atrás el acuerdo pero los deseos de la directiva del rebaño fueron más fuertes que las ganas del Dedos por seguir defiendo la playera rojiblanca.