Por Rodrigo Juárez Soto
Ya todos nos frotamos las manitas. Faltan menos de dos semanas para disfrutar la Copa del Mundo. Tiempo suficiente para recordar que hace cuatro años nos enseñaron a creer en lo imposible.
Costa Rica llegaba como víctima con tres campeones mundiales en su grupo. La verdad es que nadie daba un peso por los ticos. Uruguay, Inglaterra e Italia, eran favoritos, los monstruos a vencer. Soñar era una broma.
Lo que no se esperaba es que los de Concacaf fueran líderes. Llegar como los “pequeños”, les motivó a ser grandes. Le jugaron de tú a tú a las potencias. Tan se tomaron en serio los partidos que dejaron fueran a los gigantes.
Se inyectaron de pensamientos positivos al grado de clasificar al quinto partido. Mucho debemos aprender de lo que hizo Costa Rica en 2014.