Por Rubén Ramos
Siempre que llega la época mundialista experimentamos toda clase de emociones. Se destaca más la incertidumbre por saber cómo le irá a los equipos. Pero antes de eso, nos entusiasma despedir a nuestros muchachos con la ilusión de llegar a la final. Por eso el previo entre jugadores y afición es importante.
Dar un rol por las ligas no profesionales
Deberían visitar a esos chavos que tienen el sueño de ser campeones en sus ligas. De paso también verían a sus familias para tener una sana convivencia donde los héroes de ahora no olviden que alguna vez desearon serlo.
Regalar camisetas en sus partidos amistosos
Como es una ocasión especial, algo que ocurre cada cuatro años, no estaría mal que a esos que vayan a los juegos de preparación les obsequien un jersey que usarán en el Mundial. Todo aficionado siente una emoción muy grande al portar los colores de su bandera.
Sorpresa en el cine
Imaginemos que llegan todos los seleccionados para ver la película de estreno en cartelera. Por separado, en diferentes funciones, se integrarán a los espectadores que no podrán creer que sus ídolos estén ahí para ver la película junto a ellos. Hasta compartirán palomitas.
Armar una fiesta masiva
Afuera de sus estadios convivirán con su gente con una buenas carnes y chelas, o en su caso la bebida tradicional. Para los veganos también habría espacio con un buffet vegetariano.
Cantar en transporte público
Cada selección debería armarse una canción que los distinga, así de paso nos ahorramos eso de escuchar las “excelentes canciones” que sacan cada Mundial. El simple hecho de pensarlo ya nos pone en ambiente. Ojalá ocurra porque sería una locura fenomenal.