Está claro que este torneo le da magia al Real Madrid. Cuando parece que un equipo lo puede vencer, los astros se alinean y y terminan dándole la vuelta al marcador. El Bayern Munich empezó ganando con gol de Kimmich, pero antes de que finalizara la primera mitad apareció Marcelo y empató con un gol psicológico que nunca pudo superar el equipo alemán, y en la segunda parte apareció el niño maravilla, Asensio, y definió el partido a favor de los de Zidane. 1-2 y a resolver en el Bernabéu con los goles de visitante a su favor.
En la semana el Bayern mostró una fortaleza mental que hacía pensar un milagro alemán. Heynckes manifestó la seguridad germana en rueda de prensa. Se veía a un James confiado y alegre. Pero no. No siempre es suficiente con el aspecto anímico, sobre todo cuando está el Madrid como rival. Este miércoles, el conjunto español demostró que cuando no lo acompaña el buen futbol, lo acompaña la suerte, que cuando un titular no funciona, aparece el suplente, que Zidane siempre encuentra una solución para darle la vuelta al marcador, y que el Madrid no tiene cristianodependencia, sino que el equipo es más importante que lo individual.
El Madrid está a noventa minutos de llegar a la final. Los dos goles en Alemania le dan una ventaja a favor difícil de contrarrestar. El Bayern necesita más que un milagro para eliminar al Madrid en el Bernabéu, un estadio que da miedo al que lo mire, pero da pavor cuando de por medio está en juego una final de Champions. El sueño de ganar tres Orejonas seguidas se acerca. Es cuestión de tiempo…