La vida de los futbolistas está llena de lujos. Algunos se pierden en el camino y caen en el vicio. Otros, sin embargo, aprecian las pequeñas cosas de la vida y pretenden vivir en el ostracismo.
Sergio Romero, segundo portero del Manchester United, piensa que un automóvil es un automóvil y que mientras lo lleve de un lugar a otro, la marca no importa.
Dicha actitud ha causado revuelo en la prensa inglesa, quienes vislumbran al arquero argentino llegando a los entrenamientos y estacionando su pequeño Fiat 500 entre Mercedes, Lamborghinis y Ferraris.
El auto, aunque modesto, tiene una razón sentimental añadida, y es que lleva el nombre de su pequeña hija, Jazmín , cosido en los asientos.
En un mundo en donde el dinero marea a cualquiera, la familia siempre es primero…