Hace 20 años Ronaldo marcó uno de los goles más famosos de la historia. El fenómeno recuperó el balón en media cancha. Dribló como sólo él sabía hacerlo. Se quitó a uno, dos y cinco rivales. Encaró al portero con serenidad. Después, su toque infalible y el grito de la afición blaugrana. El Compostela sufría las consecuencias de enfrentar a uno de los mejores de todos los tiempos. Ronaldo y el Barcelona eran imparables.
Hoy, el brasileño recuerda su gol y deja algo claro: se dejó, como dice Sabina, el corazón en Madrid. “Para meter ese gol debes tener visión periférica y apenas te da tiempo a pensar”, dice con nostalgia.
Después tira el dardo: “Fue un gol muy bonito, pero la verdad es que hubiera preferido meterlo con el Real Madrid”. Sus años en el Barcelona no fueron suficientes. Ama al Madrid. Lo remarca elogiando al otro Ronaldo, el portugués: “tiene mucho valor, aunque no marque. Rendiría bien hasta de central”, sentencia.
El Fenómeno puede presumir de haber jugado en los dos equipos más grandes de España (y quizás del mundo). Pero el club de sus amores juega de blanco.