Por: Santiago Cordera
Había llegado la hora de escuchar al capitán. Darío Verón salió de frente, con la cara en alto, preocupado. “Acá se contrató a muchos jugadores extranjeros y cada jugador extranjero tiene que hacer la diferencia porque está ocupando un lugar de un futbolista mexicano, pero aquí no hay extranjeros ni mexicanos, acá somos un equipo”, señaló sin disimular que las cosas no marchan bien en el quipo.
Verón no se esconde. Asume que existe una crisis en Pumas. Entiende que al igual que él, como lo ha demostrado a lo largo de estos años, a los extranjeros se les debe exigir igual o más que al resto de la plantilla. “Si le quieren llamar crisis, nosotros no tenemos problema, aunque creo que estamos jugando cada partido como una final, el problema es que las cosas no nos han salido”, respondió a los medios.
El capitán de Pumas es consciente de que algo no funciona como debería hacerlo. Ve a los jugadores muy metidos. Insiste en que por actitud no quedará en ellos, pero si envía ese mensaje a sus compañeros de otro nacionalidad es porque sabe que van a ser los primeros en ser señalados. No es fácil ser extranjero en Pumas. Y no es fácil porque ha sido un club que siempre se ha alimentado de su cantera, de la juventud que empuja y pide oportunidades para hacerse un hueco en Primera División.
El jueves será un día clave en el que se decidirá si se continúa prolongando la decisión de destituir a José Luis Trejo, hecho que los aficionados de Pumas ven como un error incalculable, o se contrata a un técnico capaz de inyectar de motivación a un equipo que parece haber perdido los colores. El León será juez y parte. No hay marcha atrás. Mario Trejo, director deportivo, ya afirmó que no renovará su contrato aunque el club se lo pida, sólo falta ver si José Luis Trejo abandona la institución antes de que sea tarde.