Tiene 37 años y ha estado ligada toda su vida al deporte. Fue dos veces campeona del mundo en triatlón y llegó a participar en el IronMan de Hawaii. Sin embargo, en 2008 le diagnosticaron una enfermedad degenerativa que hoy la tiene paralizada de la cintura para abajo… y pensando en la muerte.
Marieke Vervoort nació el 10 de mayo de 1979 en Diest, Bélgica y desde chica se aficionó por los deportes: practicó basquetbol, golf, esgrima, surf, triatlón, buceo, esquí y atletismo. Tras conocer su delicada situación, esa fuerza adquirida por la práctica de las disciplinas se trasladó de lo físico a lo mental, e hizo que se aferrara al deporte profesional. Lo que para muchos hubiera sido la despedida, para ella fue una motivación. Se adaptó a nuevas metas. Participó en Juegos Olímpicos y en Copas Mundiales.
Todo tiene un límite y Brasil 2016 será, según sus palabras, “un último esfuerzo” . La enfermedad que sufre, degenerativa e incurable, no solo le dificulta competir, sino que ya le está afectando en su día a día.
“Todo el mundo me ve reír con mi medalla de oro, pero nadie ve el lado oscuro”, confiesa la atleta, ganadora en los Juegos Paralímpicos en Londres 2012, quien ha pasado noches sin dormir debido a los dolores. Una condición que incluso le provoca desmayos durante el día.
La eutanasia o suicido asisitido es legal en Bélgica desde el 2002 y se aplica a los enfermos incurables que sufren un dolor físico o psicológico que no puedan soportar.
“Es inútil quejarse”, dice. “Quiero que todos tengan una copa de Champán y un pensamiento felíz para mí.”