Por: Roberto Quintanar
Cuando se habla de boxeo en el cine mexicano no existe una referencia que no sea Pepe al Toro (1952), filme en el que Pedro Infante terminó de construir su leyenda como principal referente de la época de oro del cine mexicano.
El director de esta obra del séptimo arte no podía ser otro sino quien catapultó a la fama al 'Inmortal': Ismael Rodríguez, cineasta que tras sus innegable talento para llegar a las entrañas del público guardaba un enorme gusto por el box, que plasmó en algunas de las cintas en las que participó ya fuese como director, guionista o productor.
Rodríguez, como buen aficionado al deporte de los puños, conocía la fibra del boxeo y la explotó en el celuloide de tan buena manera que, en su momento, la pelea entre Pepe el Toro (Pedro Infante) y Bobby Galeana (Wolf Ruvinskis) llegó a ser considerada la mejor representación cinematográfica de esta disciplina e inspiró al campeón mundial venezolano Betulio González a convertirse en pugilista.
El box era un imán para Rodríguez. Poco después del lanzamiento de Pepe el Toro, tuvo una participación como actor en la cinta El Boxeador (1957), corte que pasó sin pena ni gloria por las salas de cine.
Años más tarde, don Ismael buscó replicar la fórmula pero con otros matices. Para Llanto, risas y nocaut (1973), filme del que fue guionista y productor, contó con varios boxeadores mexicanos, incluyendo a los legendarios Raúl Ratón Macías, Octavio Famoso Gómez y Rubén Púas Olivares.
El paralelismo entre Pepe el Toro y Llanto risas y nocaut tiene el sello de la tragedia que quiebra el espíritu del protagonista, pues en ambas películas éste mata accidentalmente sobre el ring a su mejor amigo. En la primera, Pedro Infante da un golpe fatal a Joaquín Cordero; en la segunda, Púas Olivares hace lo mismo con Famoso Gómez. Este tipo de drama era una de las principales rúbricas de Rodríguez, y siendo el box un deporte de tan alto riesgo, no podía quedar de lado en su obra.
Hoy, en el 98 aniversario del natalicio de Ismael Rodríguez, recordamos el amor que el legendario cineasta tenía por uno de los deportes más populares y trascendentes de México, cuna de grandes campeones mundiales.