Su anécdota de la tragedia es la más conocida. Huyó del país y América lo multó. A 30 años del sismo, Daniel Alberto Brailovsky lo dice con franqueza: “sabía que se iba a truncar mi carrera futbolística, pero como siempre, y no me arrepiento, le di prioridad a mí familia”.
En entrevista para As México recuerda que tuvo que salir de México. Tenía una hija de dos años y su esposa esperaba al segundo de la familia. El doctor aconsejó que viajaran. Lo más importante era la salud del bebé.
“Inestabilidad en la parte emocional”. Así fueron los siguientes días para el Ruso y su familia. La tierra se movió y su tranquilidad también. “Estábamos aterrados”, confiesa. El miedo a perder al próximo integrante del clan los hizo moverse.
No le avisó a nadie. Ni a la directiva del América. Tomaron los pasaportes, hicieron las maletas y el aeropuerto fue su siguiente destino. Cuando llegó a Buenos Aires llamó a sus jefes. “Entendieron pero no la compartían (la situación)”.
Las consecuencias fueron graves. América lo suspendió dos años. La sanción se redujo a uno tiempo después. No podía jugar con el equipo ni firmar por otro de alto calibre. Boca Juniors lo buscó, pero no se le permitió salir. Al final acabó jugando en Israel y retirándose a temprana edad.