Pedro Caixinha no es más el entrenador del Santos. Desde que quedó Campeón se le puso la etiqueta de candidato para dirigir a la Selección Mexicana. Sin embargo, hay varias razones para pensar que no haría un buen papel.
Entrenador poco estable
Quien se quejaba de Miguel Herrera se quejará el doble de Caixinha. El portugués un día es un hombre educado a carta cabal y al otro está provocando a los entrenadores rivales. Ni hablar de sus quejas hacia los árbitros o la forma en que exhibe a sus jugadores.
Centraría todo en torno a su persona
Al más puro estilo de Luis XIV, la Selección sería él. Quien estaba molesto por el comportamiento de Miguel Herrera, no soportaría al Mourinho mexicano. Su estilo egocéntrico desesperaría a más de uno y le provocaría constantes roces con la prensa.
No se presta para comerciales
El carisma sólo existe en él cuando se para en el área técnica. El asunto comercial molestaría mucho a los directivos mexicanos. No encontraría pasta de dientes que quisiera hacerlo parte de sus anuncios, ni marca de trajes que lo buscara. Él, las cámaras y el negocio no tendrían relación.
La irregularidad fue el sello de Santos
Cuando Santos hizo buenos torneos bajo su mando, se cayó en semifinales. En el torneo en que nada se esperaba de él, acabó Campeón gracias a la forma en que aprovechó el sistema de competencia. México daría un gran partido hoy y al día siguiente sería goleado.
No se adaptaría a los jugadores y viceversa
Sus modos poco convencionales -revolucionarios- de entrenar molestarían a más de una estrella de la Selección Mexicana. La disciplina que gusta imponer a sus dirigidos, también. En cuanto los resultados no se dieran, el romance con el vestidor acabaría.