Hola, Sergio:
Te escribo con molestia, con incredulidad, con sensaciones desagradables. Soy uno de los millones de aficionados de Cruz Azul que no esperaba -y no ve con agrado- tu llegada. Espero que lo entiendas. Tus resultados, tu personalidad y tu historia como entrenador no invita a otra cosa.
Todavía no acabo de creer que tú vayas a ocupar la banca de mi equipo. Es mío -aunque no mande yo- porque pago por ir cada 15 días al estadio. Porque lo hice mío y porque te imagino haciéndolo tuyo. En realidad, no te veo haciéndolo nuestro. Lograrlo implica generar ilusión en cada partido. Hoy no me generas ilusión, ni siquiera de cara al draft.
Seré honesto. Si esta carta fuese escrita 10 años atrás, estaría feliz. En ese entonces hacías jugar espectacular al Atlas y lo tenías en semifinales. Hoy no te alcanzó para calificar a Jaguares a la liguilla, más allá de que tu estilo no haya sido desagradable.
Quiero hacerte tres preguntas: ¿Entiendes lo que muchos aficionados sienten al ver pasar el tiempo sin ganar títulos? ¿Tienes idea de la presión que hay dentro y fuera del club por el último año que se ha vivido? ¿Cómo pretendes llevar a mi equipo a grandes alturas si nunca las alcanzaste?
La realidad es que más que estar contento con tu llegada, pienso que eres uno más. Uno de tantos que no pondrán peros a la directiva para contratar, que asumirás que se tiene que ganar la liga y que se irá con las manos vacías. Insisto, tu realidad no invita a pensar de otra manera.
¿Por qué, Sergio? ¿Por qué aceptaste un cargo así? Supongo que querrás cobrar puntualmente cada quincena, cosa que -tras los dichos de Matías Vuoso- pienso que no hacías en Chiapas. Querrás sentirte grande por una vez en la vida. Cruz Azul no da para sentirse así. No si eres un entrenador de nulos resultados y poca personalidad.
Disculpa si te ofendo, no es mi intención. Sucede que hablo por lo que veo y por lo que conozco de tu trayectoria. Sólo recuerdo pasajes agradables tuyos en Atlas. En ese del 'Negrito' Medina y de Robert De Pinho.
Después de eso has estado peor -y es mucho decir- que Cruz Azul. Ni a finales has llegado. Ni eso has logrado.
Sólo te pido -porque no puedo exigirte, al no confiar en tus cualidades- que me tapes la boca. Que en diciembre me hagas escribirte una carta como esta para felicitarte y para darte las gracias por la novena estrella. Insisto, no creo que lo hagas, pero te lo pido como se lo he pedido a Tena, a Meza, a Carrillo, a Romano, a Markarían y a Galindo.
Ojalá, ojalá que me la des. Si no, no te preocupes. Te irás como uno más. Como aquellos que llegaron con más o menos expectativa y se fueron sin pena ni gloria. No te deseo éxito, te deseo suerte. Con la directiva y el plantel que tienes, sólo los astros pueden ayudarte a llevar a buen puerto este barco.
Atentamente
Araña