Era la tarde del 15 de abril de 2013. Gran conmoción provocó en los Estados Unidos el reporte de dos explosiones cerca de la línea de meta en la Maratón de Boston, una de las competencias más importantes en el país norteamericano.
La tragedia se palpaba en el aire. El reporte final fue más de 200 heridos y tres muertos por el atentado, que días más tarde se adjudicaría a los hermanos Tamerlan y Dzhokhar Tsarnaev, dos jóvenes de origen checheno.
El mayor, Tamerlan falleció en medio de una persecución policial poco tiempo después. Dzhokhar, por su parte, fue capturado y procesado. La sentencia, luego de que un juzgado federal encabezado por George O'Toole deliberase, fue dada a conocer este día: pena de muerte.
La defensa de Dzhokhar, de 21 años, fue incapaz de demostrar la inocencia del muchacho. Su argumento era que había seguido a su hermano, quien en fue el verdadero cerebro tras el atentado.
En días pasados, decenas de personas opositoras a la pena de muerte, incluyendo a algunos familiares de las víctimas, habían pedido que Dzhokhar no fuese ejecutado. Sin embargo, la condena fue aprobada por unanimidad y el destino del menor de los Tsarnaev está dictado.