Por: Roberto Quintanar
Dicen los románticos que no hay nada como oler el pasto natural en un campo de futbol. Esto Pachuca lo sabe muy bien; el cuadro de la Bella Airosa no ha visto la suya cuando no juega en pasto natural.
En 2008, Pachuca visitó el estadio Ricardo Saprissa en San José para disputar frente al Saprissa la final de la Copa de Campeones de la CONCACAF. En el césped artificial, los Tuzos sufrieron lo indecible para poder sacar el empate a un tanto. Aunque finalmente los hidalguenses se coronaron tras vencer en la vuelta, su adaptación a la cancha fue complicada aquella noche.
En los torneos Clausura y Apertura de 2011, el cuadro de la capital de Hidalgo visitó el Estadio Omnilife de las Chivas. Antes de la era Cruyff, el campo del moderno estadio zapopano era sintético. El saldo para los Tuzos fue de una derrota (4-1) y un empate (2-2). Su único triunfo en ese inmueble llegó en el Apertura 2013, cuando ya se había colocado pasto natural.
Pero el verdadero infierno para el equipo hoy dirigido por Diego Alonso es la cancha de Tijuana. Hasta antes de esta noche, Pachuca sumaba tres derrotas en la misma cantidad de visitas al estadio Caliente: 3-2 en el Apertura 2011, 2-0 en el Clausura 2013 y 1-0 en el Apertura 2013 .
Este viernes, los hidalguenses mordieron el polvo nuevamente en la frontera, esta vez por 3-2. Aunque las circunstancias parecían ser propicias para romper la racha, una expulsión, la de Aquivaldo Mosquera, sepultó toda esperanza para los Tuzos, que nuevamente comprobaron que las canchas sintéticas no son lo suyo.