Las alarmas se encendieron en la Agencia Mundial Antidopaje (WADA) cuando un grupo de hackers rusos vulneró sus bases de datos con el objetivo de acceder a los resultados de las pruebas de los atletas que participaron en los pasados Juegos Olímpicos de Río 2016.
El grupo, autodenominado Fancy Bears o “Los osos elegantes”, publicó en su sitio web supuestas pruebas de los resultados de la gimnasta Simone Biles, la tenista Serena Williams y la basquetbolista Elena Delle Donne. De acuerdo con su información, estas deportistas habrían consumido por prescripción médica sustancias prohibidas por la WADA, como metilfenidato, hydrocrtisona y metilprednisolona.
Este dopaje habría sido encubierto por las autoridades con “certificados de aprobación de uso terapéutico” para evitar sanciones contra los estadounidenses.
“Revelaremos al mundo cómo se ganan las medallas olímpicas, empezando por Estados Unidos”, expresó el grupo en su publicación.
La respuesta de las autoridades antidopaje de Estados Unidos y la WADA fue condenar la vulneración de sus archivos, además de lanzar una amenaza velada a Rusia:
“Est5e acto compromete gravemente los esfuerzos de la comunidad internacional antidopaje para restablecer la confianza en Rusia”, expuso el presidente de la Agencia Mundial, Olivier Niggli.