Francisco I lanza bendiciones, hasta que su mirada se cruza con una playera azul y oro. Sonríe y dibuja con sus dedos meñique, anular y medio, un tres y luego con el pulgar e índice un cero: 3-0, el marcador con el que San Lorenzo derrotó el domingo anterior a Boca Juniors en la Liga argentina. Lo que hizo es un reto, una burla para el hincha devoto que viajó al Vaticano para admirarlo. Se llevó una bendición y la afrenta de un rival. El Papamóvil continua en la Plaza de San Pedro y el Papa pinta varias veces la cruz en el aire. ¿Los sacerdotes son capaces de mofarse o maldecir por un partido de futbol?
La Iglesia Católica es una de las tres religiones más practicadas en el mundo y el futbol, el deporte más popular del planeta. Al Papa Juan Pablo II -guardameta en su juventud- le atribuyen la frase que “de las cosas sin importancia, el futbol es la más importante”. Se puede cambiar de auto, de pareja, es complicado mudarse de iglesia, pero jamás se dejará al club de tu vida: el cariño más fiel de todos. “El
futbol es la única religión que no tiene ateos”, escribió Eduardo Galeano.
Algunos historiadores y académicos sostienen la tesis de que la pasión por el
futbol es equivalente con el efecto de la fe en la religión. Stephen Tomikis en su
libro “Una breve historia de la cristiandad”, comenta que los “jugadores son los
dioses y las gradas los bancos del templo”. Para Juan Gabriel Arias -el cura
argentino que tiene tatuado en el brazo derecho al Sagrado Corazón con el
escudo del Racing de Avellaneda- tienen una unión de sentimientos que les hace
fuertes: “El amor es la base de la religión. La religión y el futbol se complementan”.
Tarcisio Pietro Bertone – ex Secretario de Estado del Vaticano- representa el ala
conservadora del catolicismo y es fanático de uno de los clubes más racistas y
corruptos de toda Europa: la Juventus de Turín. En 2013 el equipo recibió tres
sanciones por cánticos contra jugadores de color en apenas seis meses y en 2006
fue sancionado por organizar una red de fraudes arbitrales. La “Juve” de Pietro
faltó al menos al sexto y octavo mandamiento de la Iglesia Católica: no cometerás
actos impuros y no darás falso testimonio.
El hombre que fue destituido por Francisco I tras estar involucrado en el caso de
los VatiLeaks – documentos que ventilaron corrupción y mala gestión en la Santa
Sede- tiene además un acto más de fe: narrar partidos de futbol. En sus tiempos
como obispo fue invitado para comentar y describir las jugadas que sucedieron en
el terreno de juego en los partidos de local del Génova y Sampdoria. Fue popular
en la radio y la televisión local.
También hay sacerdotes que adoran al diablo: le rezan, le suplican y le imploran
copas. Hurtado Galvis es un cura colombiano hincha del América de Cali, equipo
que lleva en la imagen del escudo un demonio con el trinche en la mano. “El diablo
no es como lo pinta”, se ha excusado. Pero no sólo es que apoye al club rojo, sino
que los rumores dicen que acudió al Estadio Pascual Guerrero para hacer un
exorcismo después de tantos años de sequía. Él lo niega. ¿Un exorcismo en la
casa de satanás?
Y aparecen los herejes. Ese lugar le corresponde a Gonzalo Bravo, chileno y
seguidor del Santiago Wanderers. El cura decidió colgar en el altar de su
parroquia la bandera del club durante una misa, se atrevió a decir que Jesucristo
fue el primer “Vagabundo” (así le apodan al equipo) de la historia y que el mal
empieza con la letra “E” y no tiene que ver con “Evil”, sino con la del rival más
odiado de Santiago: Everton.
Benedicto XVI calza con zapatos rojos, los mismos colores que el Bayern Múnich.
Sería mera casualidad sino fuera porque se ha declarado fanático, es socio del
club y con esa frialdad que caracteriza su personalidad poco expresiva se fundió
en un abrazo emotivo y fuerte con Franz Beckenbauer, el “Kaiser”, jugador
leyenda de los “Bávaros”. Joseph Ratzinger mantuvo la sonrisa por un buen
tiempo, estaba claro que eso le hacía feliz.
Juan Gabriel Arias, el cura argentino que apoya al Racing y estuvo un tiempo
como dirigente del club, dice que el futbol y la religión tienen muchas similitudes.
“Desde la manera de vestirse con la camiseta (como la túnica de los padres), la
decoración de la bandera (la iglesia tiene sus propios simbolismos), ciertos
horarios que llevan a la gente a juntarse (el calendario de las misas) o hasta hacer
la señal de la cruz (el símbolo máximo del catolicismo)”.
Pero también hay momentos en que la pasión por el futbol deja de ser sólo un acto
de apoyo o de fe. Se practica. Juan Manuel Basurco cruzó la línea del hincha, fue
un killer temible, peligroso, un nueve nato como dirían los ojeadores de la
actualidad: alto, fuerte y con un prodigioso remate de cabeza. Muy del tipo Martín
Palermo, histórico jugador del Boca Juniors. Él viajó a Latinoamérica como parte
de las misiones de la iglesia católica y se encontró con un contrato de futbolista
profesional. Todo Ecuador le recordará por siempre por un hecho: el gol que
consiguió con Barcelona de Guayaquil ante Estudiantes de La Plata, el Real
Madrid de aquella época.
El futbol ha sido capaz de crear sus propias religiones. Un amigo argentino me
cuenta que aquello que dicen los “memes” es verdad: creen que tienen a D10S,
que ha llegado el “Messias” y que ahora tienen al Papa. En Argentina estos tres
personajes son un acto de culto.
Y tienen razón, D10S es argentino y tiene su templo: la Iglesia Maradoniana,
creada por hinchas que han colocado en deidad a Diego Armando Maradona, el
chico que conquistó el mundo con sus gambetas y que fue detenido por consumo
de cocaína en Italia. Una religión que está en 60 países y también – como la
iglesia católica- tiene sus 10 mandamientos.
¡Te vas a la mierda, tú y todo el equipo, a la mierda! Para aquel momento Rubens
Sambueza, el delantero del América de México, había errado un gol. Aquella
seguidilla de insultos llegó del padre Miguel, ahora párroco del pueblo Autlán,
Jalisco. Cuando se le pregunta ¿a qué equipo le va? Pronto uno se da cuenta que
es americanista, levanta la ceja, sonríe con el típico gesto altivo de los aficionados
de ese club y dice: “Al mejor de todos… a las Águilas”. El sacerdote comenta que
ellos son tan pasionales como cualquier persona: “¿A quién no le encabrita que su
equipo falle un gol?, a todos”.
La afición ha llevado a la iglesia católica a organizarse para jugar a que son
profesionales. La Clericus Cup y la Selección del Vaticano suspiran por jugar
algún día la Champions y llegar a la Eurocopa.
A algunos metros de la Capilla Sixtina -uno de los símbolos arquitectónicos de la
Iglesia Católica- se juega la Clericus Cup, un torneo que nació en 2007 impulsado
por Tarsicio Bertone, hay dos divisiones y cada año se reúne equipos de futbol de
Brasil, Italia, México y Estados Unidos principalmente. ¿Hay tarjetas rojas?… claro
que sí. Una cartulina colorada representa el juego más sucio e inmoral dentro de
la cancha y el mexicano Wilbert Palomo Carillo fue el primero en ser sancionado.
“Una entrada brutal”, reseña la crónica de aquel juego.
Vicente del Bosque, seleccionador de España y técnico campeón del mundo en el
pasado Mundial de Sudáfrica, fue el encargado en un acto de promoción del
torneo de dar la lista de la selección de su país para la Clericus Cup en el canal
oficial de Youtube. “Les pido que sean limpios, que jueguen unidos, que los gestos
y los comportamientos sean buenos”, dijo. Una clase de moralidad para quienes
predican con ella cada domingo en las iglesias. Para los curiosos, uno de los más
recientes campeones fueron los Martires Norteamericanos que ganaron 1-0 a los
controversiales Legionarios de Cristos, bajo la mira por los casos de pederastia del
padre mexicano Marcial Maciel.
Pero no sólo hablamos del torneo de futbol, también el Vaticano tiene su selección
nacional. La UEFA- el máximo organismo de futbol europeo- debatió hace tres
años si el equipo jugaba las eliminatorias para la Eurocopa 2016. El presidente
Michel Platini coqueteó: “ya lo veremos”.
La Santa Sede tiene su estadio, se llama Pio XII, polémico por ser considerado por
algunos historiadores como un aliado de Adolf Hitler en la Segunda Guerra
Mundial. En aquel estadio el Vaticano goleó 6-0 a Samoa Americana, una nación
que ya está afiliada a la FIFA y ha disputado eliminatorias para acudir a una Copa
del Mundo.
Philip Mulryne será sacerdote este 2016. Se titulará en algunas meses en Filosofía
y Teología en el Pontificio Colegio Irlandés. ¿Recordará aquellos pases
milimétricos de David Beckham?
Fue futbolista profesional durante 15 años y jugo con los Diablos Rojos, el
Manchester United. Compartió vestidor con el legendario entrenador Alex
Ferguson, con Ryan Giggs, mantuvo una relación sentimental con la modelo Nicla
Champman y alguna vez fue separado por ingerir cervezas en el hotel de
concentración. Hoy le ha entregado la vida a Dios.
Mario Vargas Llosa, Nobel de Literatura en 2010 y ferviente hincha del
Universitario, un equipo popular en Perú, dice que el futbol es un deporte
“apasionante, pero al mismo tiempo genera actitudes de desfogue que uno ni si
imagina que pueden suceder”.
El propio Papa Francisco I es un aficionado activo de San Lorenzo de Almagro,
cuenta con su carnet actualizado y el mundo sabe de su pasión, por ello la
Federación Italiana y la Argentina organizaron en honor a él un partido. En otra
ocasión, también mientras se trasladaba en el Papamóvil, un hincha de San
Lorenzo no tuvo mucho que hacer para llamar su atención, levantó con la mano
derecha una playera del “Cuervo” y Bergoglio abrió la boca en círculo, hundió los
labios y los ojos casi se le salían. La imagen de un hincha extasiado con la remera
de uno de sus más queridos amores, la misma pasión con la que cada 28 de mes
peregrinos le rinden culto a San Judas Tadeo. Está claro, nada se le resiste a la
pelota.