Por: Raúl Garrido
Uno de los mejores boxeadores de la historia fue sin duda el norteamericano Jack Dempsey, un pugilista fuerte y rápido, de pegada dura que brilló en los años 20, la década de oro del boxeo. En 1923 protagonizó la pelea del siglo con Luis Ángel Firpo en New York ante 80 mil espectadores.
Firpo lo sacó del ring de un derechazo hasta mandarlo a la zona de periodistas en el primer round, pero Dempsey no se rindió y tumbó varias veces al argentino. El triunfo fue para Dempsey, las palmas para Luis Ángel Firpo quien fue apodado Toro Salvaje por el periodista neoyorkino Damon Runyon.
Con sólo cuatro años Luis Ángel Firpo tuvo que viajar a Buenos Aires desde su natal Junín para atender una dolencia en los oídos. A los 12 años regresó a la capital argentina para ejercer diversos oficios, mesero, fármaco, obrero, entre otros. Debido a su problema en los oídos fue excluido del servicio militar argentino. Firpo se caracterizaba por ser un tipo noble, paciente, sereno, muy tranquilo.
La leyenda cuenta que en una ocasión llegó a su casa y se dio cuenta de una discusión entre su padre y un hombre ajeno, al percatarse de los insultos del tipo hacia su padre se sintió ofendido y entró en acción. Firpo tomó al hombre con las manos por la nuca y el trasero, lo cargó y lo sacó de su propiedad hasta arrojarlo en la calle.
No fue la primera vez que usó las manos para defenderse. Mientras trabajaba como cobrador en una fábrica de ladrillos fue asaltado por tres sujetos cuando caminaba por la calle de regreso al trabajo. Los tres tipos lo quisieron intimidar para robarle el dinero, pero no lo lograron. Sin decir algo y con la tranquilidad propia de Firpo pasó a la acción, de inmediato noqueó a dos de ellos con un par de rectos, el tercero salió huyendo para no tener la misma suerte de sus compañeros del hampa.
El dueño de la fábrica, Félix Bunge, le reconoció los dotes de pugilista de inmediato, lo apoyó y lo ayudó económicamente para iniciar su carrera como boxeador. Pronto gana reconocimiento en Argentina, lo cual le abre las puertas del extranjero. Uruguay, Chile, Estados Unidos, Cuba y México fueron sedes de sus siguientes peleas, de las cuales salió con un saldo positivo hasta disputar a la “Pelea del Siglo” con Jack Dempsey.
Tras la gran pelea regresó a casa para pelear en diversas ocasiones, además de presentarse en Perú y Canadá, también con saldo positivo. Se retiró por 10 años y regresó con 41 años para boxear tres veces más, con saldo a favor de dos KO a favor y una derrota por abandono. Dejó el box definitivamente para dedicarse a la ganadería con el mismo éxito que tuvo en el pugilismo.
En 1952 probó suerte en el séptimo arte, actuó en la película “Nace un campeón” con gran aceptación del público. No participa en más filmes, debut y despedida para el campeón mundial de boxeo, sin embargo la película “Más dura será la caída” se basa en su estancia en los Estados Unidos y la “Pelea del Siglo”.
La pelea fue tan exitosa que el club Tecún Umán de El Salvador, nombre tomado de un guerrero maya, decidió cambiar su nombre sólo cuatro días después de su fundación por el de Club Deportivo Luis Ángel Firpo, en honor al Toro Salvaje de las Pampas, se tomaron los colores rojo y blanco para el uniforme, además de la figura de un Toro para el logo. El club estuvo entre primera y segunda división por varios años hasta convertirse en tricampeón de El Salvador.
