Lo que nadie pensó que haría Cruz Azul, lo hizo. Sonó como candidato en el verano. Igual que José Cardozo, Gustavo Matosas y un sinnúmero de “tal vez” y “podría”. Hoy es un hecho que Tomás Boy se hará cargo del Primer Equipo. Ahora vale la pena cuestionarse, ¿es una buena alternativa o sólo un intento de golpe mediático para calmar a la afición?
No es un buen relevo
Veracruz, Monarcas y Atlas apostaron por Tomás Boy como entrenador de relevo. No les funcionó. No en el torneo que debió terminar con decoro. Sus mayores éxitos -la final del Clausura 2011, por ejemplo- se dieron con torneos en los que dirigió desde la Jornada 1. En el Apertura 2012 tomó el lugar de Juan Carlos Chávez en el Atlas y no pudo ganar uno solo de los 11 encuentros que dirigió. Su único caso de éxito fue en la Temporada 1995-1996. Ahí llevó al Veracruz a semifinales.
Cruz Azul no ha tenido entrenadores de su estilo en los últimos 20 años
A Guillermo Álvarez siempre le gustó apostar por entrenadores de perfil bajo, callados, poco polémicos. Daban igual las circunstancias. Luis Fernando Tena, José Luis Trejo, Enrique Meza, Guillermo Vázquez, Sergio Markarían, José Luis Saldívar y Benjamín Galindo son claros ejemplos. Hoy la institución va por algo totalmente opuesto. Con Boy habrá controversia a cada instante. Tal vez sea lo que los jugadores necesitan. Tal vez.
No hay garantía de títulos
Los resultados son lo que menos respalda a Tomás Boy. La última vez que ganó una liga todavía era jugador. En más de 25 años de carrera sólo fue capaz de llegar a una final y la perdió. En liguillas suele ser el eterno “ya merito”. Basta recordar el modo en que Chivas eliminó al Atlas el torneo pasado.
Tiene malos antecedentes con dos de los tres referentes del plantel
Christian Giménez y José de Jesús Corona no se llevan del todo bien con Tomás. Junto con Fausto Pinto -menos referente que ambos- ha tenido más de un altercado. Su carácter explosivo y el bajo nivel que los futbolistas han mostrado podría provocar un cortocircuito en un plantel que tampoco dio muestras de buena química con Sergio Bueno.
Le gusta renovar lo que toca
Una de las principales críticas de la afición cementera hacia su equipo es la poca renovación del plantel. Permanecen vacas sagradas como José de Jesús Corona -criticado duramente este torneo- Gerardo Torrado y Christian Giménez. Están lejos de vivir su mejor momento. A Tomás no le importan demasiado las jerarquías. Suele apostar por los jóvenes y no le importa llevar a jugadores con pasado en algún acérrimo rival. Su último caso de éxito, Omar Bravo en el Atlas.