Por: Ángel Armando Castellanos | @aranha_azul
Rubén Omar Romano suma otro despido en su carrera. Últimamente no le va bien. Antes era criticado por no ganar títulos. Hoy ni siquiera aspira a que sus equipos sean protagonistas. No hay buen juego. Tampoco resultados.
Su mala racha parece tener una causa: la seña obscena que hizo mientras era entrenador de Santos. Desde ese febrero de 2011 sólo ha dirigido una liguilla. Además estuvo un año inactivo.
Justo esa seña le costó salir de Santos. A la directiva no le gustó que reaccionara así a una provocación y lo despidió. Seis meses después el Atlas confió en él. Un triunfo, dos empates y cinco derrotas después dejó el cargo.
Tuvo que esperar casi un año para que otro equipo confiara en él. Fue Monarcas. El recuerdo de dos finales en un año estaba latente. Romano puso al equipo en el quinto lugar. Calificó a la liguilla y América terminó con el sueño. En febrero de 2013 dos triunfos, dos empates y tres derrotas lo dejaron sin trabajo.
Puebla lo llamó para reemplazar a Manuel Lapuente en el Apertura de ese año. Estuvo casi un año a cargo del equipo. En mayo de 2014 se acabó el romance.
Xolos confió en él para que ambos regresaran al protagonismo. 13 jornadas después se acabó. Dejó al club con cinco semanas sin ganar y tres derrotas consecutivas.