Presume su nuevo corte de cabello con una selfie en Instagram. Roba una frase de Paulo Coelho para postear una foto de sus zapatos recién adquiridos y desear buenos días en Facebook. En Twitter publica lo sorprendido que está por la gran elección que ha hecho en Spotify.
Hace todo lo posible por ocultar su frustración de no poder disfrutar de la Champions League a cambio de trabajar en una oficina que lo atormenta. En el fondo muere de ganas por ver cómo se luce Cristiano Ronaldo con la camiseta de Juventus contra Valencia, o de prestar atención al comportamiento del Real Madrid sin CR7 en el plantel.
En su intento desesperado por defenderse de su propia amargura, se irá por el lado patético de la resignación futbolera: hablar de la Liga MX. Saldrá con lo orgulloso que se siente por continuar en la cima, o en su defecto por ser sublíder con la mejor ofensiva del torneo.
Combinado con lo anterior, se inventará una ficción para hacerse creer a sí mismo que un ascenso laboral está por llegar a su vida. Y todo por perderse el acto de gozar el torneo de clubes más importante del mundo.
Pero no hay que burlarse de ese ente. Por el contrario, hay que rendirle tributo silencioso a su pena que es la de ser futbolero sin futbol. Mucho sufre ya con perder el Tupper cada mes.
?? #UCL WEDNESDAY! ??
— UEFA Champions League (@ChampionsLeague) September 19, 2018
If you could be teleported to any of tonight's #UCL stadiums, which would it be? @gazpromfootball #UCL