El verano de 2015 será el más recordado por Miguel Herrera de aquí a varios años. Ganó la Copa Oro con México envuelto en polémica por las decisiones arbitrales en los cuartos de final y la semifinal… y un golpe a Christian Martinoli le costó salir de la Selección Mexicana. Fue señalado por su comportamiento iracundo. Él admite que se equivocó. También confiesa que no recurre a ayuda profesional para corregirlo.
“Es mentira, no tomo nada. Tuve una calentura momentánea con una persona y se acabó, no pasa nada”, revela a Goal en una charla. Reconoce que ese fue un golpe “muy fuerte” y que se trata de aprender. Él ya lo hizo. Se refugió en su familia para sanar las heridas.
Prefiere olvidarse del incidente. Pensar en las cosas buenas que vivió como entrenador de la Selección. “No cualquiera puede decir que se fue siendo campeón”, considera. Razón no le falta. Desde 1997 ningún entrenador se despedía dejando como último resultado el primer lugar de una competencia oficial. El honor correspondió a Bora Milutinovic. Puso a México en la cima de la Eliminatoria Rumbo a Francia '98.
Expresa que la Federación Mexicana de Futbol decidió que se fuera. No fueron los únicos responsables. “A fin de cuentas, yo los puse (a los directivos) en ese predicamento, no es una decisión que ellos tomaron por decidirla ellos, fue por mi equivocación”, sentencia.