Por: Ángel Armando Castellanos | @aranha_azul
El último naturalizado en hacer algo importante con España. Una de las piedras angulares de la Eurocopa 2008. El encargado del trabajo sucio. Se llama Marcos Senna. Nació en Brasil y le dio sus mejores años al Villarreal y a La Roja. Hoy se retira junto a Raúl. Hoy es el olvidado en el Shuart Stadium de Nueva York.
Marcos tiene 39 años. Es mediocampista de contención. Nunca lució demasiado. Era el obrero silencioso. Al que los especialistas se cansaban de elogiar y los puristas ni siquiera conocían. Escudero de Xavi Hernández y Andrés Iniesta en ese mágico verano de 2008.
Cobró relevancia en Brasil con el Corinthians. Luego pasó al Sao Caetano. Ahí logró el subcampeonato de la Copa Libertadores 2002. Ese Sao Caetano que eliminó en semifinales a un América de Christian Patiño, Iván Zamorano y Pavel Pardo que más de uno veía como campeón.
Acabando el torneo el Villarreal lo compró. Las lesiones lo hicieron padecer dos años seguidos. Aun así continuó en el club. El tiempo les dio la razón. A partir de la Temporada 2004-2005 se hizo fundamental. Manuel Pellegrini explotó al máximo su rendimiento. En 2006 fue el ancla del club que se quedó a un penal de llegar a la final de la Champions League.
Semanas después fue parte de la última armada española que se quedó en la orilla de la gloria. Zinedine Zidane y Francia terminaron con su sueño en los octavos de final del Mundial de Alemania. Sin saberlo ese sería su último torneo oficial en la selección al lado de Raúl. Poco a poco la mítica camiseta '7' cambió su nombre por el de David Villa. El crack asturiano que empezaba a despuntar con el Zaragoza.
Para Marcos apenas empezaba lo mejor. Mantuvo su gran nivel con el Submarino Amarillo. Luis Aragonés lo mantuvo en las listas, en los 11's iniciales. Iker Casillas custodió el arco. En la defensa Sergio Ramos fue el lateral derecho, Carles Puyol y Carlos Marchena custodiaron el centro, Joan Capdevila se hizo cargo de la zurda. El hispano-brasileño fue el escudo. Adelante de él se venía la magia. Xavi Hernández como mariscal. Andrés Iniesta, Cesc Fábregas y David Villa desequilibraron. Fernando Torres puso el gol. Ése que le dio a España su segundo título europeo. El que acabó con la imbatible Alemania.
Senna trató de mantenerse. Lamentablemente los años no pasaban en vano y las lesiones hicieron efecto. Eso y la aparición de un jovencito de apellido Busquets. Él tomó su estafeta en la otrora llamada Furia Roja. Villarreal lloró su partida en 2013. 11 increíbles años y un adiós más que necesario.
El Cosmos le ofreció un retiro digno y decoroso. Aceptó. Ha cumplido con creces. Un título al llegar y la posibilidad de otro al despedirse. Sin reflectores, con en 2008. Sin goles. Sin magia. Pero con la satisfacción de ser la base de un logro importante. El sostén de los virtuosos. El pilar del sueño que sí se cumple. Y sí, el crack olvidado que dice adiós al futbol junto a Raúl.