Por Gerardo Iván
México ha visto nacer a grandes porteros a lo largo de su historia, pero la actualidad indica que la producción de arqueros nacionales desciende.
En este torneo la mitad de los equipos confían su portería a jugadores extranjeros. Tres son argentinos: Agustín Marchesín (América), Nahuel Guzmán (Tigres) y Marcelo Barovero (Necaxa). Por Uruguay tenemos a Sebastián Sosa (Monarcas) y Lucero Álvarez (Lobos BUAP). Querétaro tiene al brasileño Tiago Volpi, y León al estadounidense William Yarbrough.
Para el Clausura 2018 se anunciaron las llegadas del peruano Carlos Cáceda (Veracruz) y el chileno Cristopher Toselli (Atlas).
Los arqueros nacionales que actualmente juegan como titulares son Alfredo Talavera en Toluca (quien se recupera de una lesión), Alfonso Blanco (Pachuca), Alfredo Saldívar (Pumas), Moisés Muñoz (Puebla), Hugo González (Monterrey), Jesús Corona (Cruz Azul), Gibrán Lajud (Xolos) y Jonathan Orozco (Santos). El caso de Chivas con Rodolfo Cota es especial porque el club sólo juega con mexicanos.
De todos los porteros mexas mencionados, uno debutó en los últimos años, Lajud en 2014. Otros tantos que llegaron a figurar como Melitón Hernández y Cirilo Saucedo bajaron su nivel, por lo que perdieron la confianza de sus entrenadores.
¿Acaso hace falta un buen trabajo en las fuerzas básicas para formar arqueros propios? ¿Es más económico traer porteros extranjeros? Lo más preocupante es que en un futuro la Selección Nacional puede sufrir las consecuencias.