Lo confieso. El dolor siempre me ha molestado. Sobre todo cuando es por elección. Por eso hacer ejercicio ha sido siempre un martirio para mí. Lo mío es jugar, divertirme. Pero no correr o levantar pesas. Hasta ahora, que he dado con la forma de lavarme el cerebro para encontrar otras motivaciones y ser un atleta, aunque sea ocasional.
1.- HAZLO POR OTRA COSA
Todos te dicen que la activación física es importante por salud. Y si acaso, por ponerte fuerte. A mí ninguna de las dos me bastaba, pese a que la idea de tener cuadritos y ligar tantito más es siempre tentadora. Por eso busqué razones más afines a mí, como generar ideas. Y me he dado cuenta que esas se suelen presentar ante mí en la regadera, al despertar, leyendo o ¡corriendo! Si de paso me ayuda a reducir ese 29.7% de nuestras vidas que nos pasamos sentados, aún mejor.
2.- Es una cuestión de autoestima
Se trata de alimentar tu ego. Twitter, Facebook, Instagram, Snapchat… todas están relacionadas con incrementar nuestro amor propio a partir de la aceptación de terceros. Y Tinder ni se diga. Entre la búsqueda de la mujer perfecta y las pláticas con amigos, nos pasamos 41% de nuestras vidas ante un dispositivo tecnológico. Y la verdad, me siento mejor después de mis 30 lagartijas diarias que después de darle like a cuanta modelo se me presenta en Tinder. Los kilómetros son seguros, los matches, una apuesta que paga mal.
3.- Para quitarse el insomnio
Me ha pasado que no puedo dormir. Entonces enciendo la TV, leo un libro, me pongo a jugar candy crush o stalkeo en Facebook (sí, Pokemon no funciona para los sedentarios :(), pero nada tan efectivo para irse a dormir sin contemplaciones que haber corrido, o cuando menos haber sumado minutos por la noche a los 180 días que un ser humano promedio pasa ejercitándose. En este lavado de cerebro, no lo haces para activarte, sino para irte a dormir en calma. Que nadie te moleste.
4.- Piensa en otros objetivos
Las metas pueden ser variadas. Dependen de cada uno. Pero me gusta pensar que unos cuantos abdominales, aunque sean tan pocos que son más fantasía que resultados comprobados, me acercarán a metas mayores, como la que ya mencioné del autoestima, la de poder descansar y, sobre todo, a romper con el promedio de .45% de nuestras vidas que pasamos los humanos teniendo relaciones sexuales. No sé, me gustaría doblar la cantidad. Presumir que un 1% de mi vida me la pasé como todo un conquistador. Supongo que verme musculoso, en algo ayudará. Y otra vez, no es por el ejercicio.