Por Leo Salazar
Con la tragedia de la eliminación encima, Gianluigi Buffon buscó a los jugadores suecos para felicitarlos por la victoria. Extendió hasta el final la categoría que mostró a sus rivales desde antes que comenzara el partido cuando se puso a aplaudirles con la cabeza abajo como respuesta a la silbatina de la afición italiana hacia el himno nacional de Suecia.
Después de portarse como todo un caballero, la leyenda rompió en llanto. Con lágrimas expresó ante las cámaras de televisión que se sentía apenado con la gente por no haber clasificado a la Copa del Mundo, algo que no sucedía desde 1958 con Italia. Al mismo tiempo lloraba su adiós como arquero de la Azzurra.
Al ver esa imagen de hombre inconsolable, un amigo y compañero suyo de profesión como lo es Iker Casillas publicó en Twitter: “No me gusta nada verte así! Quiero verte como hasta ahora, como lo que sigues siendo para muchos: una LEYENDA. Orgulloso de conocerte y orgulloso de haberme enfrentado a ti muchas veces. Aún nos tienes que deleitar en el futbol amigo!”.
Iker habló a nombre de millones de aficionados que nunca imaginamos una postal tan cruel para un tipo que nos enseñó algo más que el compromiso de la pasión con una pelota. Buffon, en su última lección con la caída en el repechaje mundialista, nos recordó la importancia de respetar, respetarte y saberte hacer respetar con la frente en alto aún en los peores momentos.
Las nuevas generaciones de futbolistas y futboleros seguro le aprenderemos bastante. Al menos el sueco Victor Lindelöf puso el primer ejemplo de que Gigi no se va sin haber dejado legado, y es que durante las celebraciones de su selección en el campo él se abrió camino entre italianos abatidos para dirigirse a Buffon con toda intención de rendirse ante el maestro de la dignidad que nos ha dado el futbol.