Por: Roberto Quintanar
Es imposible expresar con palabras lo que significas para todos aquellos que tuvimos la suerte de pisar tus aulas y forjarnos como personas socialmente útiles. Detenerme en todo lo que eres para México, querida Universidad Nacional, sería realizar un ejercicio interminable… siempre me quedaría corto y en deuda.
Hace 105 años, el 22 de septiembre de 1910, de la mano de don Justo Sierra te erigiste sobre los cimientos que dejó tu antecesora Real y Pontificia Universidad de México. Pese a los interminables conflictos que vendrían por más de una década tras el inicio de la Revolución Mexicana poco más de un mes después de tu nueva creación, sobreviviste para hacerte más fuerte y crecer hasta límites insospechados.
Tu importancia ya trasciende más allá del ámbito académico. Eres parte de la cultura mexicana, madre de millones que hoy nutren al país en todos los ámbitos que se puedan imaginar: medicina, tecnología, sociología, ciencias exactas, arte, investigación y hasta deporte.
Es en esa última rama en la que debo hacer una pausa obligada al escribir estas líneas en un sitio dedicado a la información deportiva. La llama del deporte universitario arde hoy más fuerte que nunca. Los nombres de destacados Pumas todavía retumban en algunas de las páginas más gloriosas de la historia del deporte mexicano.
Los herederos del mote que dejó Roberto “Tapatío” Méndez presumen el azul y oro donde quiera que lleven sus triunfos. Así lo hicieron Nancy Contreras, Hugo Sánchez, Aída Román, Gustavo Sánchez Martínez, Daniela Velasco, Brenda Flores y Diego García Miravete, entre otros.
Tal es tu importancia que fueron precisamente tus instalaciones en las que varias hazañas del deporte mundial quedaron grabadas en la memoria de la humanidad durante los Juegos Olímpicos de México en 1968, aquel año tan convulso y significativo para los estudiantes mexicanos y en el que un grupo de soldados manchó con su presencia tu siempre peleada libertad.
Del emparrillado a las bicicletas, de las albercas a las flechas y arcos… que estos 105 años también sirvan para recordar que en el deporte y activación física, tú, querida UNAM, también has hecho tu trabajo, uno digno de reconocerse y ser aplaudido.
En tu 105 aniversario, también recordamos esa parte que muchas personas ignoran (o la limitan al deporte profesional más popular de este país). 105 “goyas” deportivos para ti, Universidad.