Por Mauricio Espejel
La vida después de un Clásico no es la misma y si se trata de la primer final del futbol mexicano entre estos dos equipos, no habrá comparación. Monterrey o Tigres modificarán su ADN a partir de que se dé el silbatazo final o se meta el penalti del gane. Nada será igual. El éxtasis y la locura del triunfo podrán hacer que la multitud se brinque a la cancha para celebrar con los jugadores que a partir de ese momento serán inmortales para la institución.
La gloria y la grandeza tendrán un nuevo nivel, la pasión trascenderá, el orgullo y el sentido de pertenencia se conjugarán, y veremos que no hay nada que se compare cuando se trata de amar a un equipo de futbol. El que pierda se volverá a poner la camiseta el lunes, no será un día cualquiera, las burlas no cesaran, los memes de quién es el hijo estarán al por mayor, pero nada de eso importará. Ser incondicional, independiente de la playera que tenga cada quién, también es una forma de vivir… por eso son las dos mejores aficiones de México.
Juanáticos, estamos a punto de presenciar una final legendaria en todos los aspectos. En la cancha, en la tribuna, en la calle, el trabajo, las escuelas, con los conocidos y desconocidos, ningún regio se la va a querer perder, prepárense para ver apuestas de carros, propiedades, ¿se imaginan cuántas personas se van a tatuar el escudo de Tigres o Monterrey después del domingo? Esto se va a salirse de control, no hay límite para esta rivalidad, que gane el mejor y que ganemos todos los que amamos el futbol.