Las emociones para los entrenadores siempre van más allá de la cancha. Se transforman en Hulk con tal de hacer que su equipo funcione. Si nada sale bien hasta se desquitan con el rival. Uno de ellos era Pedro Caixinha, técnico del Azul tuvo un pasado gris a la hora de rifarse un tiro.
Algo le pasó que ya no es el de antes, ha dejado la vida de Chico Malo. Semana tras semana era lo mismo, le daba por desquitarse con sus colegas, jugadores o periodistas. Imposible olvidar la pelea épica que tuvo con el Piojo Herrera en un duelo de dos pesos pesados. Ni qué decir cuando casi se agarra a puñetazos con Tomás Boy.
En Escocia empezó a tener autocontrol. Nadie se le quisiera poner al brinco a alguien que podría ser de la realeza. Volvió a México y no perdió el tiempo, se mantuvo en la misma línea, de vez en cuando amagaba con explotar, pero se contuvo hasta ser lo que es hoy,
La purificación en Cruz Azul parece que lo cambió, si no fue eso, entonces fue algún amarre extraño. Lo mecha corta que tenía se ha ido, se la cambiaron por una de más aguante, o en el mejor de los casos tomó cursos de meditación.
Lo cierto es que en La Noria no quieren un técnico bravucón.