Pasamos al relato de los hechos porque lo ocurrido merece formar parte de la página de sucesos, y no de la deportiva. Menos mal que por ahí está un tal Chicharito que ha aparecido a tiempo para salvar a sus amigos, compañeros y aficionados de la entidad madridista.
El Real Madrid se rompe, se parte por la mitad. Modric se pierde un mes de competición por culpa de un esguince en la rodilla derecha. Bale apunta a una rotura del gemelo izquierdo y a otro mes alejado de los terrenos de juego. Marcelo se pierde el derbi europeo por una inoportuna amarilla y Benzema apenas puede caminar firme por un golpe que recibió en la ida de los cuartos de final de la Champions.
Otro estaría llorando por las esquinas, pero no es el estilo de Ancelotti. El italiano sigue confiando en sus jugadores. Mejor dicho, en los que están sanos. Y entre estos últimos ha emergido la cabeza de Chicharito Hernández. El punta se está ganando la confianza de todos. Tarde, pero cuando le han dejado. Ni más ni menos.
El mexicano no tiene fácil ser titular ante en el Atlético en la vuelta del próximo miércoles, con las semifinales en juego. Lo mejor para el punta es que el entrenador se ha dado cuenta de su error durante la temporada con el ex del Manchester United. Dos oportunidades y dos ocasiones aprovechadas.
Chicharito se ha ganado a todos. A los que buscan la entrega y pelea como argumento, dejando hasta el último aliento esparcido por el verde del Bernabéu; para los que buscan talento con su gol ante el Eibar y las asistencias a Ronaldo aprovechadas al cincuenta por ciento por el Pichichi de la Liga española y a los que buscan el trabajo colectivo por encima de las individualidades.
El delantero tiene reservado un sitio en la mente de Ancelotti, algo que antes no ocurría. El técnico ya sabe que tiene a su lado a un jugador de garantías.
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