De José Nieves Florencio.
Los jugadores de la liga mx, son como tu novia la Cassandra, aquella que te pidió que se dieran un tiempo y te ilusiono al decirte que volverían, pero a los pocos meses, la veías besándose con uno de tus mejores amigos. Tal es el caso de Nico Castillo, quien logro consolidarse como pieza clave de los pumas.
Cuando el ex jugador de Pumas Nico Castillo, salió del equipo, expreso su emoción por jugar en Europa, sin embargo, el ariete chileno tuvo sentimientos encontrados, ya que sentía una profunda tristeza al dejar al conjunto de los Pumas. Antes de partir, Castillo menciono ante los medios de comunicación, que, de regresar al fútbol mexicano, lo haría sin pensarlo dos veces al equipo Universitarios, algo que ilusiono a más de un seguidor de Pumas.
Por desgracia, para Nico Castillo el sueño europeo que tanto anhelaba el chileno no estaba dando frutos como el esperaba, ya que nunca pudo hacerse de un lugar con el conjunto del Benfica de Portugal, poniendo en duda su continuidad en el viejo continente.
Pero no todo termina aquí mis queridos Juanaticos, ya que el poderosísimo América necesitaba un “#9” ante las bajas de Diego Laínez y Cecilio Domínguez, y así mismo poder cubrir las lesiones Jérémy Ménez y Oribe Peralta. La primera opción fue mi Nico Castillo, quien al principio se hacía del rogar por venir al club más grande de México, pues su representante pedía bastantes millones de Euros, algo que él Ame, se negó a pagar.
Tras varios días de negociaciones con el Benfica y el representante del chileno, América logro amarrar a Nico Castillo como su refuerzo “bomba” el cual costo alrededor de $8 millones de Euros. Para la afición de los pumas no fue nada agradable la noticia, algo que les cayó como el 6-1, digo, algo que les cayó como balde de agua fría.
Los insultos no se hicieron esperar, pero lo que, si les podemos asegurar Juanaticos, es que Nico Castillo viene con sed de revancha, y esperar darle a la afición la tan ansiada catorceava copa al América. ¡Ya tráiganles las copas por el amor de deus!