Por Luis Hernández
La historia del futbolista mexicano dentro del viejo continente ha sido en muchos aspectos de altas y bajas, podemos mencionar a jugadores que su camino en Europa fue tan irregular como los reglamentos de transito de la Ciudad de México, aunque también están los que han forjado una buena carrera en equipos de las mejores ligas.
A la mente el primero que se nos viene es el Chicharito -aunque a algunos juanáticos no estén de acuerdo con mi opinión- que ha logrado posicionarse como uno de los jugadores con más impacto en Europa. También tenemos a Andrés Guardado que varios pensaron que ir al Real Betis era una mala idea y acabaría con su carrera fue todo lo contrario y le dio vida; en este momento está en la mejor etapa, además de ser titular en una de las ligas mas demandantes.
Es de aplaudirse la permanecía de los mexicanos en el Porto, lo cual no es fácil de conseguir y demuestra de qué está hecho el futbolista mexicano y que puede mejorar aún más. Esto se comprueba viendo a las nuevas promesas como el Chuky Lozano, líder de goleo en la Holanda que nos recuerda a ese fenómeno llamado Ronaldo.
Lo más importante de todos estos jugadores es que han respondido al “grito de guerra” de su país, no importa que seas de un equipo pequeño en Bélgica, o que seas una estrella en el Barcelona como lo fue Rafa Marquez, nunca se le da la espalda a tu país. Es algo que todo jugador aspira, imagina y sueña, ya sea en un partido amistoso, Copa Oro, Copa América, Confederaciones o Mundial, desde que juegas en las calles con una portería hecha por dos tabiques, añoras pisar una cancha y jugar contra una Alemania o una Argentina, enfrentar futbolistas de talla mundial, vencerlos y ganar una Copa del Mundo.
Lo disfrutas más cuando es con la playera de tu selección esa playera distintiva icono del futbol mexicano, entonar el himno nacional en medio de un estadio y en algún minuto del partido escuchar ese rugido que gana partidos, ese que causan los jugadores no importa donde jueguen, ese rugido que se escucha a kilómetros de distancia. Es el rugido de aquello que te lleva a la victoria. Ése es el rugido del gol.