Por Leo Salazar
Un día después de saber que nos toca enfrentar a Alemania en la Copa del Mundo, el derrotismo anticipado persiste en la mayoría de futboleros. El pesimismo anda suelto entre la afición mexicana con la firme convicción de que no se le puede ganar a la selección europea. Los más positivos, aún con reservas en sus pronósticos, le dan nulas posibilidades al Tri. Juanáticos, cambiemos el chip. ¿Sabían que México ya derrotó a la Mannschaft en rondas finales de un Mundial?
Nuestro héroe fue un chavo salido del lado pobre de Santa Fe, Ciudad de México. Le apodaban el Chido Guan, mote que lo distinguió en las canchas. Fue el autor del gol con que la selección nacional derrotó a los alemanes en un partido ríspido efectuado en el estadio Olímpico Universitario durante 1986. ¡Nos hizo felices!
La historia del futbol nacional no registra en sus archivos esa victoria porque se trata de una ficción. Pero dicha ficción puede ser realidad. Los mexicanos que se atrevieron a soñar con un triunfo tricolor sobre Alemania fueron el cineasta Alfonso Arau y la escritora Laura Esquivel. Ambos escribieron el guión de Tacos de oro, una película pambolera que aborda la formación de un jugador de barrio y su desarrollo en el profesionalismo.
El ingrediente especial del filme está en el hecho de cambiar la mentalidad. Nos hace ver que nuestros futbolistas sí tienen talento y aplomo para poder superar a potencias campeonas del mundo como Alemania. El Chido Guan es un mexicano que nos incita a transformar la resignación por ilusión; los alemanes fueron los rivales propicios para demostrarnos que querer es poder.
Atreverse a soñar vale la pena. Alfonso Arau incursionó tiempo después en Hollywood con Un paseo por las nubes y Laura Esquivel se encumbró en la escritura con Como agua para chocolate. ¿Y el Chido Guan? Perdura en la memoria colectiva de quienes le vimos jugar y le aprendimos algo que contradice a Gary Lineker: el futbol es un juego de once contra once donde al final NO SIEMPRE gana Alemania.