Siempre se ha dicho que Messi, aparte de sentirse pagado como lo que es (el mejor del mundo), desea un gran equipo a su alrededor para que el Barça, con él como líder, siga aspirando cada temporada a ganarlo todo. El pasado verano Neymar se fue, uno de los grandes del equipo, y pese al fichaje del ahora lesionado Dembélé, quedó en el aire la sensación de que el paso adelante planeado en fichajes quedó a medias tras los fracasados intentos con Verratti primero y Coutinho y Di Maria después.
El caso es que el Barça tiene previsto moverse por Coutinho en breve para tratar de convencer a un Liverpool que vive un debate interno: no quieren perder al brasileño en invierno para poder aspirar a hacer una gran campaña en la Champions, pero saben también que lo que ofrece el club catalán por él, difícilmente se lo volverán a ofrecer. Por tanto, es una oportunidad de oro.
Se trata de estar preparado por si el fichaje de Coutinho no funciona, es por eso que el Barcelona tiene en mente otra opción como Mesut Özil, pero la prioridad, aunque sea complicada es traer a Philippe. Eso sí, el Barça tendría que provocar salidas en el mercado de invierno, porque la renovación del contrato de Messi que acompaña al aumento de su cláusula obliga a liberar dinero gastado en salarios.