Cristiano Ronaldo tiene ganas de tapar bocas. No está feliz y quiere volver a su normalidad de los últimos años, jugando y marcando ante el Barcelona. Las bocas que pretende cerrar es la de todos aquellos que durante los últimos días han dudado del rendimiento del portugués o los que creen que nunca volverá su potencial de antaño. Incluso cree que alguna de esas chicas nacen del propio club, de ahí que busque la victoria a manera de venganza.
Ronaldo será la referencia ofensiva blanca. Cada día juega más cerca del área y no le importa pero lo que le ha pedido a Benítez es que el equipo no de dos tres pasos hacia atrás en caso de ganar por la mínima. Quiere que su equipo se descarado, ofensivo, y para ello considera a Benzema pieza fundamental, algo que no sucede desde la llegada de Benítez. Al menos así piensa en delantero blanco.
Enfrente el que estará seguro será Messi. El argentino no tendrá esa forma que le llevará a recoger un nuevo Balón de Oro en el próximo mes de enero, pero su simple presencia después de dos meses alejado de los terrenos de juego, es el mejor aval y refuerzo para un Barcelona que buscará dar un golpe de gracia a un Real Madrid que llega a la citas con dudas y sin un planteamiento claro.
Mientras todos sabemos cómo jugará el equipo de Luis Enrique, con un claro 4-3-3 y buscando tener la pelota como referencia, los de blanco todavía andan buscando una identidad que no terminan de encontrar. Casemiro o James es algo más que una duda en el once inicial y se acerca a toda una incógnita sobre a qué jugar.
Los jugadores blancos quieren ser más ofensivos, ir por el partido y no dejar opción al rival, algo que ocurrió en Sevilla y el equipo lo terminó pagando hasta caer derrotado. Quieren que el Real Madrid mande, tenga la pelota y disfrute con ella. Complicado con Benítez en el banquillo. El sábado saldremos de dudas.