La Copa del Mundo no es precisamente para todos. Mientras en algunas partes del mundo con tan sólo encender el televisor se puede tener acceso a cualquier encuentro, en Ghana sufren porque esta noche comprobarán si la producción de energía eléctrica es suficiente para soportar las necesidades de miles de aficionados que esperan ver un nuevo triunfo ante los norteamericanos.
La Selección de Estados Unidos buscará hacer de esta tercera oportunidad la vencida, mientras el historial sigue favoreciendo a los africanos en un grupo que no alienta a los de Klinsmann. Sin embargo, la preocupación de los aficionados se centra en el comportamiento del Río Volta, mismo que le proporciona el recurso. En el último año ha ocasionado apagones debido a la disminución de los niveles de agua. Ocasionalmente los apagones son programados para controlar y distribuir el suministro.
A pesar de que el gobierno ha impulsado la generación a través del viento y el sol, sus aportaciones no ha conseguido ser significativas. Ni siquiera el gas natural ha tenido un impacto trascendental debido a la demora en la construcción de refinerías. Con tal inestabilidad, el interés en proveer de la energía suficiente para ver el Mundial parece ser una medida populista para contener la inconformidad que han generado las políticas de energía, mismas que parecen favorecer a las grandes industrias.