La Juve ya es campeona. Le faltaba un punto para levantar el Scudetto número 31, pero quiso cerrar la cuenta por la vía rápida y para ello derrotó a la Sampdoria con un gol de Vidal. La positivo es que ya pueden pensar en el doble partido ante el Real Madrid, lo negativo, la soledad de la celebración. Sin seguidores por el castigo que sufren los radicales de la Juve y sin fiesta alguna. Las celebraciones las prohibió Allegri. Y es que el equipo blanco aparece en el horizonte y asusta.
Cierto es que hubo champán en el vestuario, Pirlo lo probó se lo juro, pero el ambiente no era el de una gran ocasión. Daba la sensación de que era un día más, con un par de botellas de champán de por medio, pero nada más. Los cuatro títulos consecutivos que adornan el historial de la Juve parece restar mérito a lo logrado, pero lo cierto es que el equipo turinés domina el Calcio y lo hace de una manera rotunda.
Una aparición de Vidal bastó para derrotar a una Sampdoria en la que únicamente el viejo e indomable león llamado Samuel Eto'o, estuvo a la altura. Voluntad y poco más. Por algo son ya seis jornadas sin ganar. La Juve se sabia superior y jugó con el freno de mano echado. Sin riesgo alguno.
Allegri quiso repartir minutos, pero llama la atención que en el partido ante la Fiorentina le retirara en el minuto 50 y hoy ni apareciera sobre el terreno de juego. Hablamos de Pirlo. El centrocampista no atraviesa su mejor momento de forma, pero ya saben que le basta muy poco para cambiar el rumbo de un partido. Y en el Bernabéu lo saben.
La Juve domina a placer la Serie A. No tiene rival, pero Allegri, ha logrado su primer Scudetto, quiere cambiar la tendencia europea, esa que dice que ya son doce años alejado de la elite. En Italia no tiene rival, pero en Europa tiene que recuperar su sitio. Por eso ha decidido que nada de fiestas. Cada uno en su casa y en doce horas entrenamiento y a pensar en el Real Madrid.