Por: Ángel Armando Castellanos | @aranha_azul
Más que las anotaciones de su libreta, Juan Carlos Osorio llamó la atención por haberse quedado dormido durante el México vs Panamá. Difícilmente explicará porqué lo hizo, así es que te presentamos cinco hipótesis.
El café de Toluca no es como el de colombia
Juan Carlos es colombiano. Quiso probar el efecto de la cafeína que venden en Toluca y acabó decepcionado. Más que despertarlo, lo hizo dormir. Ni hablar, como el café de su país no hay dos.
No Chicharito, no party
Se la pasó todo gran parte del partido buscando en la cancha y en la banca a Chicharito. Quería entender sus movimientos, reírse un rato con sus fallas. Cuando le avisaron que ya había vuelto a Europa decidió que lo mejor era dormir. Nadie ni nada podría sorprenderlo.
El partido estaba muy malo
Quizá la más acertada. Ni México ni Panamá ofrecieron espectáculo. Vaya, ni siquiera un conato de bronca. Si el aficionado común acabó bostezando, el nuevo entrenador decidió poner el ejemplo y dormirse como los grandes.
La plática de Mejía Barón lo aburrió
Miguel Mejía Barón empezó contándole porqué no metió a Hugo Sánchez ante Bulgaria en el Mundial de 1994. Siguió explicándole la polémica desatada con Miguel Herrera. Estaba muy entretenido. Cuando se acabaron estos temas y siguió con las trivialidades Juan Carlos giró la cabeza y apagó su mundo. -Hasta mañana- se le escuchó decir.
Se agotó por la altura de Toluca
No es poca cosa estar a más de 2,500 metros sobre el nivel del mar. Mucho menos para un hombre de más de 50 años. Pensó que iba a aguantar la subida de los escalones hasta los palcos. A la mitad del segundo tiempo el aire frío lo empezó a afectar. Se acurrucó un poco y cuando menos lo notó ya estaba dormido. Cuentan los enterados que hasta un chal le llevaron para que estuviera más cómodo.
Bonus: se le acabaron las hojas de la libreta y ya no tenía nada que hacer
Cuando llegó al estadio su libreta tenía más de la mitad de las hojas limpias. Entre anotaciones propias del partido y las anécdotas de Mejía Barón se acabó el espacio para escribir. Le llevaron unas servilletas para continuar con su labor. Desafortunadamente la tinta de su pluma se endureció por el frío. Él entendió el mensaje y en vista de que no iba a pasar nada decidió dormir un poco.