La atleta escocesa Lynsey Sharp llevó a la mesa nuevamente el debate sobre los altos niveles de testosterona de la sudafricana Caster Semenya, quien no tuvo problemas para ganar los 800 metros en los Juegos Olímpicos de Río 2016.
Para la británica, el que las reglas permitieran correr a Semenya a pesar de su hiperandrogenismo hace imposible para las otras competidoras aspirar a vencerla.
“He tratado de evitar el tema durante todo el año”, afirmó Sharp tras la competencia. “Sabemos cómo se sienten las demás. Está fuera de nuestro control y cuánto de los directivos para arreglar esto. El público puede ver lo difícil que es con el cambio de regla, pero lo único que podemos hacer es dar lo mejor”.
La Federación Internacional de Asociaciones de Atletismo (IAAF) había puesto un límite a los niveles de testosterona (menos de 10 nanogramos por litro de sangre) para permitir competir a las atletas que padecieran hiperandrogenismo, Sin embargo, el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) ordenó la suspensión de esa regla.
El argumento central del TAS fue que se trataba de una reglamentación discriminatoria y que la IAAF no había demostrado con evidencia que la testosterona mejoraba el rendimiento en las mujeres.