No, no es broma. Sucedió en la cuarta división de Uruguay. En un partido entre Boca Juniors y el Conventos. El árbitro se presentó a trabajar borracho y causó el enojo del público, puesto que marcó varias faltas dudosas y permitió que se repitiera un penal, el cual permitió que el Conventos empatara el marcador. Terminaron 1-1.
Según el periódico El Espectador, Raúl Mariño, árbitro designado para ese encuentro, fue detenido por la policía al término del mismo, ya que se tambaleaba al correr e incluso llegó a perder el equilibrio en un momento.
Si supiera cómo juegan en los llanos de nuestro país…