Por: Ángel Armando Castellanos
Cuauhtémoc Blanco sí se acordó del América, pero no fue correspondido. En el olvido del club quedó un título de liga y grandes momentos. Al revisar las cuentas oficiales del club azulcrema, los mensajes para el ídolo de Tepito brillaron por su ausencia.
Imposible saber si las declaraciones contra Ricardo Peláez que dio ayer calaron en la directiva de Las Águilas. Fue más sencillo que la MLS y el Chicago Fire emitieran comentarios de despedida que el equipo que lo vio nacer, crecer y hacerse ídolo.
Es un hecho que Cuauhtémoc Blanco no se llevaba bien con la actual dirigencia americanista. Él reiteró que quería regresar a la institución para despedirse del futbol. Sus declaraciones, en el mejor de los casos, eran respondidas con largas y negativas temporales.
El América se olvidó -o fingió amnesia- de uno de sus máximos ídolos. El club dirigido por Gustavo Matosas prefirió ignorarlo y condenarlo al adiós con el Puebla. Él siempre mostró su desagrado y decepción. Seguramente esperaba otra cosa.
El América quiso darle un pequeño reconocimiento en el partido contra el Puebla, último que Blanco disputó en el Estadio Azteca. Él lo rechazó. Argumentó que “me querían dar una pinche plaquita, esa la consigo en el Zócalo”. La herida que Peláez y compañía le dejaron al aclamado futbolista nunca pudo sanar.
Como el mismo Cuauhtémoc ha dicho, su regreso al club de Coapa se podrá dar sólo hasta que su compañero en el Mundial de Francia 1998 se separe de su cargo. Mientras tanto, la política y otras tareas extra cancha ocuparán su mente.
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