El morbo por fin acabó y ya pudimos observar a Cristiano Ronaldo de manera oficial con su nueva playera, la de la Juventus. No tuvo el mejor de los inicios, no fue su mejor versión y para colmo se fue sin anotar y una mano suya casi evitaba la victoria de la Vecchia Signora.
Entre tantas insistencias, al fin se asomó a la puerta del Chievo al 17' cuando Cuadrado amagó en el área y terminó por retrasar el balón a su izquierda. Cristiano ya estaba ubicado, un defensa llegó a incomodar y su tiro se fue a un lado del poste, se ahogó el grito de gol.
Estuvo de aquí para allá, casi con el mismo rol que en el Madrid, jalar marca para que sus compañeros hagan el resto y él aparezca en el momento menos inesperado. En el segundo tiempo tuvo la buena para gritar su primer gol, pero el portero rival lo evitó con una atajadón, la desesperación era clara.
Cristiano Ronaldo debe estar peleando ya, lo extraño. pic.twitter.com/QaoLZUpJnP
— Papaupa (@ChavoRM) August 18, 2018
Así estuvo el Bicho, intento tras intento, tiro tras tiro, pero siempre terminó por estrellarlas en los defensas o el portero aparecía para demostrar que salió inspirado. A partir de los últimos 15 minutos su paciencia explotó, empezó a recurrir al individualismo y no quería pasar el balón.
Pasó a convertirse en el villano en el minuto 40, una jugada que Alex Sandro mandó al área, Cristiano noqueó al portero y de pasó se mandó una asistencia con el brazo, Mandzukic cabeceó y la mandó al fondo. El VAR de principio lo dio válido, pero después de una intensa revisión el profe lo anuló por mano de CR7.
De no ser por Bernardeschi, el Comandante se hubiera convertido en el villano del juego. Apenas es el inicio de su aventura, adaptación está claro que le falta, pero se viene lo mejor.