Por Roberto Quintanar
“Algunas escuelas deberían desaparecer. Observa lo que está pasando. Ahora son los niños quienes enseñan a los adultos cómo utilizar las tecnologías”. Así resume Alvin Toffler parte de la dinámica de lo que él llama ‘tercera ola’.
La tercera ola no es otra cosa que el posmodernismo en su máxima expresión, una transformación radical que sufrió la sociedad desde mediados de los setenta y hasta la fecha en que la revolución tecnológica cambió de raíz la forma en que el ser humano se relaciona y consume información.
Para Toffler, la globalización va más allá de los aspectos negativos históricamente ligados a ésta. Quizá más cercano a las ideas de la ‘Aldea Global’ de McLuhan (quien anticipó en ciertos aspectos la era de las computadoras, el internet y las redes sociales), el futurólogo no sólo recalcó en su obra el hecho de que las comunicaciones se transformarían para llevar al mundo hacia un consumo de información más personalizado que masificado, sino también el hecho de que sean los más jóvenes quienes estén realmente calificados para el uso de las herramientas de comunicación.
Mientras en lo que él llama ‘la segunda ola’ la producción de contenidos estaba dirigida a un público masivo, en la tercera ola esto va desapareciendo conforme las nuevas tecnologías de la información llegan a más personas.
La forma en que los jóvenes consumen el deporte en la actualidad está también relacionada con esa personalización de la información. El diario especializado en deportes, que no se diferenciaba mucho en su estructura de un periódico normal, hoy lucha para diferenciarse del resto de sus competidores con base en las exigencias de una audiencia cada vez más selectiva y así sobrevivir.
Hay en el mundo centenares de sitios web deportivos, cada uno con una visión y misión distintas, dirigidas a públicos muy diferentes entre sí. Si a mediados del siglo XX, La Afición, Esto y Ovaciones peleaban el mismo segmento de mercado (el consumidor de información deportiva), en la tercera ola la personalización es mayor.
Ya no se produce en masa para el aficionado al deporte porque no existe un “aficionado al deporte” como tal. Esto viene a confirmar las palabras de Toffler: “la producción ya no se dedica a hacer decenas de miles de ejemplares de un único producto, sino cientos de ejemplares de cientos de productos distintamente personalizados”.
Esto queda de manifiesto por la cantidad de medios pequeños y medianos surgidos en las últimas dos décadas. Los hay aquellos que, fieles a la tradición del periodismo de siempre, venden notas informativas generales; están aquellos dedicados a la economía deportiva, a la táctica en las canchas de juego, la filosofía del futbol o a las meras estadísticas o incluso a la historia de este deporte.
Todo esto que hoy vemos como obvio y normal era impensable en 1979, cuando Alvin Toffler ideó el concepto y anticipó una personalización llevada a los extremos actuales.
Y si bien por motivos de una desigualdad social bastante patente en el sistema económico que priva en el mundo todavía existe el consumo masivo de información (sobre todo en los países subdesarrollados), es una realidad que conforme las nuevas tecnologías alcanzan a más personas, los productos se hacen más y más especializados.
Alvin Toffler nació el 4 de octubre de 1928. A 86 años de su llegada al mundo, vale la pena recordar al hombre que anticipó parte de la realidad hoy vivida.